Con Perspectiva 31jul2013 / "Sobre la enseñanza de la arquitectura"

Anteayer tuvimos el desayuno semestral con profesores de Arquitectura; mensaje de bienvenida a quienes se integran al claustro docente, relatos de anécdotas y recuentos sobre lo recién terminado, sobre lo que va en proceso, revisión de la estructura académica, y, acaso lo más relevante: el repensamiento sostenido de lo que enseñamos –o enseñaremos- en las aulas durante el siguiente semestre. Bajo el riguroso principio de la libertad de cátedra, la reflexión y el repensamiento resultan medulares. Ayer –acto seguido- se llevó a cabo la Bienvenida Integral Universitaria, un evento ya tradicional de la Universidad Anáhuac en el que recibimos a los alumnos de primer ingreso; allí me toca dar un mensaje de bienvenida a nuestros nuevos estudiantes de arquitectura. “Seré breve” (tenía que escribir esta columna!) y recordando la máxima del orador que cuando dice que será breve anuncia lo contrario, di una bienvenida más bien breve, pero vehemente (según yo). Estos dos eventos con sus respectivos mensajes, remiten a estas líneas que oportunamente toman forma de buenos deseos.

Leía el muy interesante y reciente artículo de Arturo Ortiz Struck para PortaVOZ “¿Escuelas de arquitectura?, educación para la profesión inútil.” encontrando eco –y utilidad- en las preguntas que plantea sobre el futuro de la arquitectura, al terminar su texto aludiendo a México como el País con más escuelas de arquitectura y estudiantes de arquitectura del mundo. Viene muy bien el artículo tanto para académicos como para profesionales (para cualquier estudiante de arquitectura también), o para ambos, que cuando menos en nuestra escuela somos mayoría (dando clase y practicando profesionalmente). Exhibe el estatus de nuestra profesión y cierta “descolocación” de los arquitectos como gremio en relación a la sociedad y la vida pública del País. Sin duda las escuelas tenemos una responsabilidad mayor. ¿A quienes y a cuales arquitectos estamos formando? Es imposible separar “quien” de “cual”; “cuántos” estaría en tercer término desde mi perspectiva, aunque el pronombre (cuántos) remita por inercia a la posibilidad laboral del futuro arquitecto. En este sentido la disciplina de la arquitectura es muy extensa y pensar que lo único que puede hacer un arquitecto es proyectar (por las tardes) y construir (por las mañanas) ya es anacrónico. La creatividad –el “make art” de Seth Godin- en un mundo híper conectado es una divisa que el arquitecto de nuestros días debe entender desde el ámbito del espacio habitable. Por eso coincido en que la profesión se debe reinventar, prácticamente día a día, atendiendo a las condiciones de velocidad de la revolucionada conectividad. La zona de confort, digamos “proyecto y construyo (propio o ajeno)”, ya no es la zona de seguridad de los arquitectos necesariamente.

Pero hay valores o principios que difícilmente cambiarán. Tanto la arquitectura, como la música, otra disciplina que se antoja igualmente “inútil”, están vivitas y coleando. Hace algunos años tuve un encuentro fugaz con el Arq. José Hanhausen (coautor con Vadimir Kaspé de la Escuela de Nacional de Economía de la UNAM), y recuerdo bien la frase que me dijo: “la práctica profesional es como un viento que te lleva por derroteros insospechados…” Mejor imposible; en ese sentido, muy recientemente el arquitecto José María Gutiérrez me preguntaba con sobrada razón: ¿porqué insisten en enseñarles a hacer “cosas imposibles” -para unos poquitos-, cuando por todas partes se percibe la urgencia de una arquitectura socialmente responsable?, ¿porqué no enseñan mejor a hacer lo posible, lo necesario? Más de acuerdo imposible, también.

Entrevistado cuando recibió el premio Pritzker en 2005, el arquitecto australiano Glenn Murcutt dijo: “La arquitectura debe ser una respuesta. No una imposición”. Con sin par aseveración y convencimiento les dejo mis mejores deseos para este semestre a profesores y alumnos de nuestra escuela de arquitectura.

Un “viaje arquitectónico” la semana entrante y mi siguiente columna el 14 de agosto.

JVdM

Con Perspectiva 24jul2013 / "Sobre el Proceso en Arquitectura"

En arquitectura la palabra proceso tiene un peso tal, que prácticamente se pierde de vista a nivel de cancha, y como tal es difícil de comprender.

La Real Academia Españoa dice: “(Del lat. processus); acción de ir hacia adelante; transcurso del tiempo; conjunto de las fases sucesivas de un fenómeno natural o de una operación artificial”. Y Wikipedia: “…conjunto de actividades o eventos (coordinados u organizados) que se realizan o suceden (alternativa o simultáneamente) bajo ciertas circunstancias con un fin determinado. Este término tiene significados diferentes según la rama de la ciencia o la técnica en que se utilice.”

En Arquitectura se dan varios procesos todo el tiempo, desde la aparición de cualquier necesidad de espacio físico (doméstico, social o inmobiliario) y la determinación del lugar en donde satisfacer dicha necesidad (aunque se trate de un reciclaje), hasta la elección del arquitecto, el proyecto arquitectónico, la construcción, la ocupación del nuevo espacio, su mantenimiento o su envejecimiento...

De todos estos procesos el Proyecto Arquitectónico (desde el diseño hasta el urbanismo) sigue siendo el centro de la enseñanza y de la práctica de la arquitectura, la cual se produce a partir de la realización de proyectos. El proceso de elaboración de cualquier proyecto, a su vez,  tiene infinidad de particularidades o sub-procesos “caso por caso”, y cada cual es un estudio de caso. La experiencia derivada del (proceso de) trabajo sirve, claro, se acumula, pero los problemas que se resolvieron en un proyecto x rara vez corresponden con el siguiente, aunque sea del mismo género y escala. Durante el proceso de diseño arquitectónico “entender el espacio” acaso sea como andar en bicicleta: una vez que se aprende ya no se olvida, pero hay reglas y limitaciones en ese proceso sin las cuales sería imposible abordar la arquitectura: cliente, lugar, presupuesto, programa, reglamento, calendario. Además hay maneras de responder con arquitectura de fondo y de forma a la anhelada materialidad (imagen, “render”, maqueta, edificio) que formarán el “eslabón buscado” en el proceso de producción del espacio habitable. El proceso de diseño –designio- empata y sincroniza un sinnúmero de variables que integrarán la solución de un proyecto, -del latín proiectum: lanzar hacia adelante, hacia el futuro y por ende sinónimo de proceso-.

Otro proceso, el de la formación del arquitecto, apenas inicia con su paso por la Universidad. Y así, a manera de proceso profesionalizante, desde hace varios años participo en concursos de arquitectura que coinciden en el tiempo de verano con alumnos de nuestra escuela de arquitectura. Si la arquitectura se aprende haciéndola, mejor hacerla lo antes posible, aunque nunca se deje de aprender.

Además de la des-gastadísima pero fundamental “Investigación y Análisis” que en teoría da inicio al proceso de producción de cualquier proyecto, el proceso de diseño -acaso método- es más bien errático e incierto. Cada vez hay más consultores presentes en la etapa de “génesis” y del brainstorming que genera ideas sobre las que vamos tejiendo “eso” a lo que queremos responder. Lluvia de ideas, su desarrollo, dibujo en limpio, en más limpio, pulimento, modelado, rendering, maquetas diseño de la presentación. Autocad, ·3d-Max, Revit, Rhino, Sketchup, Photoshop, Illustrator y…croquis, muchos croquis para moverse en el espacio de la forma más ágil y rápida posible. ¿El proceso se repite? ¿Se hace monótono? Puede ser. En cierto punto de inflexión del proyecto nos hicimos la pregunta: ¿este método de dibujar las sombras de los edificios es demasiado artesanal? Si hacemos el modelo desde algún otro programa y le ponemos luz, no se dibujarían solas? Claro, nada nuevo. ¿Vale la pena seguir enseñando esto? ¿No es cómo dibujar con estilógrafos? Hablar del manejo de la luz en arquitectura –recurrente y glamorosamente- ¿y no saber dibujar sombras? ¿Para ser músico es necesario tocar algún instrumento todavía?, o ya no necesariamente, si lo hace la computadora maravillosamente. ¿Ser “entonado” nada más?.La analogía puede resultar anticuada en un escenario híper-conectado y ávido de ideas nuevas.

JVdM

Con Perspectiva 17jul2013 / "Directores Responsables de Obras"

Al inicio de la carrera profesional de cualquier arquitecto, casi siempre se presenta el novedoso primer trago de la “Licencia de Construcción”. Personalmente saqué dos o tres licencias, las primeras y no más; pronto me di cuenta que –por lo menos desde mi entonces incipiente práctica profesional- no servía de mucho (nada) buscar la excelencia frente al mostrador o la ventanilla única. Denunciamos abusos, corrupción, pero la lección aprendida fue que no movimos ni un granito de arena que mejorara en algo la realidad inframundana de las oficinas de licencias de aquel entonces (tanto en municipios cómo en el DF) . Existen los gestores y la “tramitología” o “permisología”, claro. Y con la filosofía de “zapatero a tus zapatos” nos adaptamos a nuestro contexto laboral por inercia.

Un estimado vecino y colega, DRO (Director Responsable de Obra) y ex funcionario de una delegación me explica el caso de los reportes de los luminarios apagados, por ejemplo. “Alguien reporta que una lámpara no prende, unos inspectores revisan, el Jefe de la Unidad pide el repuesto, se lo dan, pero resulta que el luminario reportado no estaba realmente fundido…y se guardan los repuestos que se venden al proveedor que podrá ganar a su vez una licitación con precios bajísimos, y así  la delegación acaba pagando lo que no le tocaba, y el fabricante enfrenta una competencia imposible…y así la historia se repite en todos los renglones del ámbito delegacional…la corrupción grande es la corrupción hormiga…que funciona de la Z a la A”…

Pero el desconocimiento de lo que ocurre en una delegación, que es un tema que ciertamente requiere concientización urgente, poco tiene que ver con el conocimiento del Reglamento de Construcción o de lo que se sí se pone en juego cada vez que levantamos una obra, amén de los intereses económicos que pueda representar esa obra.

La figura del Director Responsable de Obra existe desde el terremoto del 85. ¿Cuál es su función? Muchos arquitectos pensamos que son un requisito más para obtener una licencia de obra, pero la reflexión aquí va en el sentido de dos principios básicos de nuestra actividad profesional: responsabilidad (de responder) y confianza (de que las cosas están bien proyectadas y construidas).

Antes, si algo fallaba en las obras públicas o de cierta escala, no era responsable ni el arquitecto, ni el ingeniero porque quizás el constructor no había ejecutado bien, o ejecutó bien algo mal diseñado. El arquitecto era un “todólogo”, pero hoy por hoy ya no puede ser un experto en todas las consultorías que intervienen en una obra. Los arquitectos coordinamos ciertas ingenierías que se han convertido ya en “corresponsabilidades” que firman dichos consultores en los planos que les corresponden dentro de los proyectos ejecutivos que nosotros “firmamos” en lo que respecta a los créditos y a la autoría del diseño arquitectónico. Ahora el nuevo  todólogo es el DRO que revisa y firma en cuanto responsable todos los planos de nuestros proyectos, como coordinador de las “corresponsabilidades” citadas arriba. Por otra parte, la figura del DRO es controvertida y polémica porque si bien asume responsabilidad, todavía resulta muy difícil aplicarle una ley que está llena de recovecos e infinidad de interpretaciones…su prestigio además se ha deteriorado con la aparición del “firmón”, que es el DRO que cobra más barato por no hacer nada más que firmar…sin ir a la obra siquiera: un Director “Irresponsable” de Obra.

Para ser un DRO hay que cursar un diplomado que se imparte en alguno de los Colegios de Arquitectos o Ingnieros que agrupan a profesionales de la construcción; el pasado jueves 11 del presente se congregaron más de mil en el Edificio de Gobierno del DF en el Zócalo para la presentación de ciertas modificaciones al Reglamento en relación a sus servicios y su cobro. “La idea es terminar con los DRO´s firmones...” ¿Un arquitecto puede tener la vocación de DRO? Seguramente, considerando que la parte propositiva e interesante del tema está en el principio fundamental de la confianza (de lo bien proyectado y construido), que siempre deriva en responsabilidad profesional.

Para las universidades certificar a sus escuelas, por ejemplo, puede representar simplemente un trámite largo y obligatorio si no se entiende la oportunidad como una metodología para determinar en donde se puede mejorar, o qué puede faltar para ser verdaderamente competitiva. Sirva la analogía para comprender que un DRO serio, podría contribuir a la superación profesional de los arquitectos mediante un mayor control y consciencia de nuestros proyectos, independientemente de los inevitables aspectos pseudo legales implícitos en cualquier edificación.

JVdM

Con Perspectiva 10jul2013 / "Seminario de Habitabilidad"

El pasado martes 2 de julio, convocados por el Arq. José María Gutiérrez llevamos a cabo la 9ª. reunión de trabajo del Seminario de Habitabilidad de la Academia Nacional de Arquitectura, muy oportunamente dado el momento de revisión –o bien “asimilación”- que vivimos en México en cuanto a la Política Nacional de Vivienda 2013. Tenemos una Secretaría nueva de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU) que apuntalada en dos subsecretarías –una de Desarrollo Agrario y otra de Desarrollo Urbano y Vivienda- promete acaso promover orden: “La Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano se encarga de proporcionar certeza jurídica en la tenencia de la tierra a la población objetivo, a través del impulso al ordenamiento territorial y la regularización de la propiedad rural, así como elaborar políticas públicas que fomenten el acceso a la justicia y el desarrollo agrario integral”…mediante 4 estrategias resumidas en cierta visión de colaboración interinstitucional, el tránsito a un modelo de Desarrollo Urbano Sustentable, la reducción del rezago de la vivienda con viviendas nuevas y mejoramientos anuales, y la producción de una vivienda digna para los mexicanos de escasos recursos con acciones de más mejoramientos y acciones de vivienda rural…muy resumidamente del diagnóstico inicial del Arq Gutiérrez. El término habitabilidad es magnéticamente asociado a la vivienda, y ante los anhelos expuestos arriba resulta difícil ponerse en otra posición, por ahora. El Arq. Javier Canales, de gran trayectoria en vivienda y obra pública, me explicaba recientemente lo que percibimos como la metamorfosis del paisaje periférico y la degradación de la ciudad: se trata de un fenómeno mezquino y maquinizado por adquisiciones de tierra a precio bajísimo, desarrollados y demasiado bien vendidos con mecanismos de crédito hipotecario que derivan en propiedades pseudo-viviendas que hoy valen menos de lo bajísimo: guetos abandonados, tugurios de violencia inseguridad, que no nacieron de la informalidad sino de la voracidad, la adictiva voracidad inmobiliaria de la periferia suburbana. El problema es ciertamente complejísimo pero, si bien la nueva Sedatu ha anunciado ciertos rescates de casas abandonadas ¿Habría algún tratamiento a la enfermedad? ¿Cabe preguntarse cómo se regenera aquello? Ya lo creo, está en nuestra naturaleza de arquitectos componer el mundo... ¿y si en vez de remediar, planeásemos mejor? Esa tendencia a olvidar lo interdisciplinario acaso merma nuestro potencial regenerativo… y así; si el hubiera no existe, ¿el paisaje tampoco? ¿Era el paisaje “mega-territorio” en potencia?

El Arq. Mario Alejandro Gaytan presentó una propuesta de Plan de Acción Inmediata, a manera de anteproyecto prefigurado para recibir observaciones y consideraciones adicionales llamado “Ciudades Compactas”, en donde se plantean posiciones –ahora sí- metropolitanas y de barrio como estrategia probada de mejoramiento de la vivienda desde las condiciones de su emplazamiento (necesariamente urbano), y una propuesta de metodología de estudio para proyectos ideales que contempla temas como la reserva territorial, vialidad, trasporte urbano, manejo de desechos, espacios verdes, vivienda, o uso del suelo. Otro buen punto de partida que promueve Repensar el marco jurídico e institucional de la habitabilidad, Promover la Ciudad Compacta (ver texto Distancias Caminables del pasado 15 de mayo en esta columna), Garantizar la calidad del espacio habitable, Reconocer y fortalecer la sustentabilidad social, y no menos importante, Formar al Profesional de la Habitabilidad. Al tenor de esta iniciativa y de las anteriores que integran considerable producción intelectual de arquitectos de este Seminario de la Academia Nacional de Arquitectura, hoy se revisará durante la 10ª reunión la versión final de un documento - propuesta (que se presentará a las autoridades correspondientes) que servirá para instrumentar la garantía de un espacio más digno y habitable para nuestra sociedad.

JVdM

Con Perspectiva 03jul2013 / "Algo sobre Rogelio Salmona y Bogotá"

Hace pocos días me preguntaba uno de mis hermanos desde Bogotá vía WhatsApp, ¿porqué aquí en Colombia usan tanto el ladrillo aparente? ¿Algún tema de mantenimiento?, como había que responder más o menos rápido le contesté: “han desarrollado ese sistema constructivo desde Rogelio Salmona…es lo que hay allí, como aquí los aplanados de color…son tradiciones constructivas que contribuyen a forjar nuestras identidades…creo que por eso Carlos Mijares ha sido muy bienvenido allá también, el uso del tabique…Si puedes ve al Fondo de Cultura Económica (del mismo Salmona), toda esa zona vale mucho la pena (El centro histórico de “La Candelaria”)…come un Ajiaco (sopa típica)…y un Juan Valdez! (café)…un abrazo!.”

Hace unos meses mi hijo mayor fue a Colombia; el único encargo que le hice fue un libro comprado en la maravillosa librería del Fondo; me trajo “Tríptico Rojo -Conversaciones con Rogelio Salmona” de Claudia Antonia Arcila, editado por Taurus. Perfecto.  La portada blanca  tiene enmarcado un bellísimo croquis de Venecia, a propósito de la columna de la semana pasada, a propósito de la pregunta del ladrillo y del verano que comienza propiciando en apariencia más tiempo para la reflexión…re-encontrarse con Rogelio Salmona (París, 1927 - Bogotá, 2007) es siempre una especie de refrescante paréntesis que nutre el profundo anhelo arquitectónico de un mundo más habitable...Cuando los libros son sobre algún autor –en este caso el Arq. Rogelio Salmona- prefiero los de entrevistas o conversaciones a los puramente biográficos o monográficos. Tríptico Rojo está integrado por una introducción “Umbral”, y tres capítulos: I “La Casa”, II “La Ciudad”, y III “El Paisaje”. Todos los subcapítulos están bellamente introducidos con poemas, reflexiones, fragmentos, y todo el libro está acompañado por espléndidos croquis y magníficos dibujos pertenecientes a los cuadernos de Rogelio Salmona. Si bien su arquitectura es sumamente pública y rizomática (término filosófico que Deleuze asocia a lo asimilado por las multiplicidades…), exulta poesía ineludible y sintomáticamente como resultado de la definición de su trabajo: “Prepararles a la hiedra y a los tiempos unas ruinas tan bellas como las que existen”.

Hace un par de años tuve la oportunidad de conocer Bogotá, y como era de esperarse quedé sumamente impresionado y emocionado con lo que puede ver de Rogelio Salmona. El Fondo de Cultura Económica (su última obra), las Torres del Parque y la Biblioteca Virgilio Barco. El tabique y el ladrillo fueron su vida hasta llegar a la erudición, el proyecto fundido al sistema constructivo. Como ocurre con la arquitectura de Carlos Mijares, la forma de construir, -en este caso la invención de aparejos y la búsqueda de nuevos acomodos del tabique- se convierte en una sabiduría y en conocimiento prácticamente científico. La “numerología” de los proyectos construye con “lógica y correspondencia” la poética del espacio. Poética como conocimiento del espacio y el tiempo. Economía a partir de materiales que garantizan un digno, por no decir magnífico envejecimiento, incluido el bajo coste de mantenimiento que bien advirtió mi hermano.

¿Y esta bocanada de anhelo de calidad perdurable cabe en “la realidad” cotidiana del precio más bajo, en cualquier clima, con cualquier mano de obra? En aquel viaje a Bogotá pudimos percibir entre muchos otros factores y particularmente por donde nos movimos, abundancia de universidades –por ejemplo-, estudiantes y amabilidad… quedamos en cierta idea que eso abona como ambiente propicio para una mejor arquitectura; es imposible pensar que la ciudad y su calidad es un fenómeno aislado. Sin los componentes educación (ilusión, confianza…) y economía (impacto social y dinero) es imposible.

El pasado sábado apareció un artículo llamado “México no está en Sudamérica” de Jordi Soler en El País, en el que se habla de la percepción que se tiene sobre México en España –no nos ubican en Norteamérica- y de asuntos que si bien tienen perspectiva ibérica en el cuerpo central del texto (la muy bien matizada relación de España con Latinoamérica), invitan a trasladar la reflexión latinoamericana al terreno de  la arquitectura.

JVdM

Con Perspectiva 26jun2013 / "México y la Bienal de Arquitectura de Venecia"

El pasado 8 de enero apareció en la página de ArchDaily la nota “Al parecer los rumores eran ciertos. El directorio de la Bienal de Venecia acaba de confirmar que Rem Koolhaas será el Director de la próxima Bienal de Venecia en 2014... Koolhaas ha comentado que: “Queremos dar una nueva mirada a los elementos básicos de la arquitectura – usados por cualquier arquitecto, en cualquier lugar y en cualquier momento – para ver si podemos descubrir algo nuevo acerca de la arquitectura”. Hace pocos días @otrootroblog de Alejandro Hernández (autor del blog de arquitectura “OTRO”) twitteaba sobre la expectativa de lo que pudiera ser la participación de México en la próxima Bienal, advirtiendo con suficiente razón que lo peor sería la designación directa del director de lo que México mostrará. Estamos nuevamente frente a la necesidad de un concurso –bienal en este caso- pero desde una perspectiva distinta a la de los proyectos públicos…amén de que las bienales son concursos que siempre producen superación profesional que destila a su vez superación colectiva.

En la pasada Bienal de Arquitectura de Venecia dirigida por David Chipperfield bajo el tema “Common Ground” la participación de México sonó por la polémica de nuestro novedoso pabellón permanente en el atrio de la Iglesia de San Lorenzo (a partir de cierto convenio en comodato que garantiza el uso del histórico inmueble como pabellón de México por los siguientes 9 años; un edificio superdotado acústicamente, a saber polémico por su lejanía de los Giardini pero bien ubicado entre el Arsenal y la Plaza de San Marcos…), y porque el trabajo arquitectónico mostrado, aunque fue de indiscutible calidad, no conquistó suficiente interés en un jurado más bien ávido de discurso y propuestas sociales de búsqueda, por lo visto en las propuestas premiadas de Toyo Ito y Urban Think Tank (ahora habría que ver la respuesta de los visitantes a la actual exhibición sonora “Cordiox” de Ariel Guzik –www.mexicobienal.org- en el mismo recinto de San Lorenzo, que se antoja muy recomendable por lo que se ve y se escucha en el video del hipervínculo arriba).

La muestra de Venecia consiste en una invitación Institucional -como País- a participar en un repensamiento sostenido de innegable universalidad e indiscutible estatura (invitación que se da a través de la propia Presidencia de la Bienal desde Roma), del ámbito del Conaculta, y representa necesariamente la oportunidad de concursar tanto la curaduría (el discurso que ofrezca la mejor respuesta a la temática de la convocatoria) como la coordinación logística de nuestra participación nacional. Sería lo natural y lo correspondiente si capitalizamos cierta experiencia obtenida desde el Colegio de Arquitectos de la Ciudad de México en el pasado reciente. Con trayectoria y vocación gremial, el Arq. Toño Gallardo -ex secretario general del Colegio y coordinador de la Bienal en el año 2008- insiste con razón y convencimiento que lo ideal sería que la invitación se canalizara a un “órgano colegiado” que a su vez gestionara un concurso incluyente. En la oportunidad del 2008 se designó curador al Arq. Javier Sánchez por las credenciales obtenidas en su destacada participación de la bienal del 2006. El INBA aportó un millón de pesos y el resto lo consiguieron curador y coordinador con patrocinios en un tiempo corto...y con un resultado muy satisfactorio. Después, en 2010 llegó la invitación nuevamente al Colegio de Arquitectos de la Ciudad de México (me pregunto si no debería ser la Federación de Colegios de Arquitectos de la República Mexicana la instancia organizadora correspondiente), pero desafortunadamente la acertada propuesta -a cargo del Arq. Jose Castillo- de mostrar proyectos de intervención urbana en Cd. Juárez no tuvo eco y se canceló lamentablemente por supuestos motivos de sensibilidad social. Su propuesta de curaduría buscaba aprovechar la inercia de la estrategia “Todos Somos Juárez”, que además resonaba rotundamente con el tema de aquella XIII Bienal “la gente encuentra la arquitectura” que buscaba fomentar el encuentro entre arquitectura y sociedad bajo la dirección de la arquitecta japonesa y premio Pritzker 2010 Kazuyo Sejima. A la espera de noticias para el 2014, sirva lo reseñado arriba por vía de mientras como antecedente de una iniciativa para instaurar un concurso nacional de coordinación y/o curaduría para la participación de México en las subsiguientes Bienales de Arquitectura de Venecia.

JVdM

Con Perspectiva 19jun2013 / "(Más) sobre la suerte de la Arquitectura"

Sustituyendo el término Patrimonio Arquitectónico del siglo XX por el de “Arquitectura” simplemente, sirva el lamentable caso de la demolición del Mercado de Arriaga en Chiapas la semana pasada, para concientizar sobre la suerte de los edificios dignos de llamarse Arquitectura: una caída del veinte sobre la condición azarosa de su impredecible futuro.

El pasado lunes apareció en las redes sociales la penosa especulación –que no noticia, quisiera pensar- de que demolerán el Polyforum Siqueiros para levantar allí un centro comercial, pero ahora, con la lección de arriba deberíamos pensar algo así: ¿”quien se prestaría a semejante sacrilegio”? o mejor aún: pues a quien le paguen por eso, ¿o no?, es decir, ¿seguiremos creyendo que a alguien le importa? ¿Solo a arquitectos, pintores, “fans” de Siqueiros?. La reflexión puede trascender al Súper-Servicio Lomas de Vladimir Kaspé y al Conjunto Manacar de Enrique Carral, a cualquier cantidad de casas de Attolini en el Pedregal, o a muchos otros ejemplos menos conocidos quizás, para caer en la cuenta de que, aunque sea caso por caso, casi nunca hay ni explicaciones convincentes ni autoridad que defienda suficientemente el valor patrimonial de nuestra Arquitectura. Su destino es incierto, por más testigo insobornable de la Historia.

Un ejemplo para subrayar la delicadeza del tema: Hace no mucho tiempo, unos colegas experimentados comentaban que se sentían muy comprometidos porque no encontraban la forma de salvar una casa buenísima de Attolini. No pudieron sensibilizar a su cliente o inversionista (¡sólo bastaba con ver la obra!) y su razonamiento fue –respetable- que si no lo hacían ellos lo haría otro felizmente, así que unas buenas fotos para documentar la casa y doloroso adiós. ¿Qué tan culpables son nuestros colegas en este caso? ¿O no es trabajo al fin y al cabo? ¿El cliente o el inversionista debería tener sensibilidad, acaso mayor visión? Sería bueno, pero ¿quien debió proteger la obra? ¿Podemos adoptar una posición del tipo: “mejor no prestarse”? Son aún peores los ejemplos donde la ignorancia (de no saber lo que se tiene o lo que se va a intervenir) se convierte en estupidez que destroza obras originales de valor, pero lo mismo pasa todo el tiempo, desde el siglo XVI hasta el XX. ¿Esto seguirá pasando siempre?

Al sobrevolar la ciudad -con perspectiva de arquitecto- resulta recurrente percibirla como un fichero donde los “tabiques urbanos selectos” aludidos como Arquitectura son ostensibles por ser minoría. Con esta perspectiva, estéril quizás, o tremendamente cualitativa si se quiere, la “sustitución” de un Vladimir Kaspé por un Teodoro González de León abona en otro aspecto más allá del cualitativo: sustituir. Naturalmente sería mejor sustituir lo malo por lo bueno y no lo bueno por algo acaso mejor, más nuevo o más grande, aunque lo relevante sea la introducción del concepto de re-densificación, en estos casos. Entonces, ¿Se podría re-densificar respetando la Arquitectura preexistente? ¿Por qué no? Falta de mantenimiento, falta de vocación para el re-uso, falta de estacionamiento!...¿Son justificantes? (…”bueno, ya que vamos a demoler, ¿nos redimimos poniendo algo mejor, en vez de…”?) Es reduccionista visto así, pero pensar que la Arquitectura (con mayúscula), en sus valores y su calidad aporta algo mucho mayor a la ciudad es expansivamente razonable. Restaurar, reciclar, revitalizar, recuperar con visión abona sosteniblemente al desarrollo urbano de cualquier ciudad. Los centros históricos o los mejores barrios urbanos son ejemplo de esta visión positivamente conservadora.

El enigma sobre si hemos aprendido o no la lección en el pasado reciente se resuelve en la frase de arriba: ¿a quién le importa?, ¿Cual es el juicio de valor para determinar una política de salvaguarda de la Arquitectura y del patrimonio cultural de cualquier siglo? Depende de a quién le importa.

JVdM

Con Perspectiva 12jun2013 / "Mercado de Arriaga, Chiapas"

El pasado sábado apareció la penosa noticia –con fotografías y video- de la sigilosa demolición nocturna del Mercado Municipal Belisario Domínguez de Arriaga, Chiapas.

En abril del año pasado se publicó un texto nombrado “Patrimonio alabeado moderno”, escrito por el Arq. Hans Kabsch Vela (principal defensor de este edificio patrimonial) en el blog de la revista Arquine, y a partir de allí la suerte del inmueble o la importancia de su salvaguarda estuvieron presentes en las redes sociales de arquitectura. El texto daba a conocer la existencia de este mercado y de su valor arquitectónico “…el rasgo más característico del inmueble es su techumbre conformada por 24 paraguas; estructuras laminares de concreto de borde recto y planta rectangular, formados por cuatro segmentos de hypar (paraboloides hiperbólicos)” obra del Arq. Octavio Barreda Marín, “uno de los tantos discípulos de Félix Candela, quien se convirtió en el gran artífice de este tipo de estructuras,…”

Ni el Instituto Nacional de Bellas Artes con el Consejo Nacional para la Cultura (Dirección de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble) que catalogaron el inmueble cómo “Arquitectura Relevante”, ni el intento con un oficio en el que se reitera respetuosamente NO VIABLE la demolición total del inmueble, mencionando cierto reporte técnico con un trabajo interinstitucional conformado por representantes de la UNAM, INAH, CONACULTA, DOCOMOMO y la Academia Nacional de Arquitectura Capítulo Chiapas, ni gran cantidad de firmas o cartas de universidades fueron suficientes para sensibilizar al gobierno, al munícipe o a las autoridades responsables sobre el valor patrimonial de este edificio construido en 1970.

Independientemente de los motivos (o intereses) que llevaron este barco a mal puerto, la reflexión que se deriva obligadamente de la lamentable noticia es justamente la indefensión –por decirlo así- a la que está expuesta la arquitectura del siglo XX en México. Es reduccionista y relativo afirmar que si la arquitectura es muy buena, entonces tendría que perdurar mucho; podemos pensar que sería lo deseable, pero no necesariamente, hay factores que integran una especie de “suerte” o destino de las obras.

Primero la vocación o el uso de la arquitectura. Una casa puede ser buenísima pero si cambia de dueño, la obra arquitectónica queda comprometida a las necesidades y gustos del nuevo propietario: “vocación original + cambio de propietario = destino incierto. Después la falta (de una cultura) de mantenimiento también puede comprometer negativamente la suerte de la obra, aunque aquí podríamos decir que si no se contempló dicha condición, la obra no fue tan buena: un mercado, en este sentido nunca tendría la suerte de un museo, por ejemplo, aunque el magnífico caso del mercado de La Merced, (obra del Arq. Enrique del Moral, que inclusive se incendió) sea injustamente distinto al del mercado de Arriaga, más aún cuando comparten valores arquitectónicos, época y sistema constructivo comunes…En este orden de ideas, los factores más graves y recurrentes que integran la “suerte” de la arquitectura del S.XX en México son un cóctel de ignorancia + voracidad inmobiliaria + falta de autoridades + falta de denuncia. Hace algunos años salió publicada una carta del Arq. González de León dirigida a algún delegado que denunciaba la colocación de un inmenso espectacular frente a su obra “Monumento a Rufino Tamayo” en el Eje 10, al sur de la ciudad. El argumento de defensa del monumento confrontaba la calidad del espacio público (es un monumento que ofrece un espacio público a la ciudad) con la ignorancia prevaleciente de las autoridades que permitieron allí el anuncio espectacular (lo quitaron casi inmediatamente). En alguna conferencia le escuché decir –ciertamente- que si no conoces Historia te conviertes en un enemigo del Arte. En ese sentido resulta muy grave que el patrimonio arquitectónico del siglo XX importe poco y que un ejemplo como el del mercado de Arriaga se atienda como delito menor en el mejor de los casos. La impotencia e indignación que produce un hecho así, puede, debe transformarse ya en el inicio de una cultura de denuncia.

JVdM

Con Perspectiva 05jun2013 / "Sobre intercambios"

El intercambio académico para los estudiantes de licenciatura es una posibilidad que podríamos calificar como reciente; para el que escribe aquello no pasó por la mente hace más de 20 años cuando era verdaderamente “raro” el que tenía la suerte de vivirlo, y pocos los “visionarios” que apostaban por una maestría o un posgrado en el extranjero. Si bien el intercambio todavía se considera un privilegio por el costo económico que supone, ya es una alternativa menos lejana, o más viable (vía becas o financiamientos educativos) para cualquier alumno de nuevo ingreso si lo vemos desde la perspectiva natural de la “globalización”. Arquitectura hoy tiene un particular matiz en esto.

Para cualquier arquitecto viajar es parte de nuestro trabajo (“experimentos y ejercicios de habitar”), de nuestra “educación continua” y de nuestra formación, suponiendo que en eso nos parecemos a los cineastas o a los chefs que necesitan experimentar sabores de todo el mundo (“Viajar es imprescindible y la sed de viaje, un síntoma neto de inteligencia” definía Enrique Jardiel Poncela). Visto así, la elección de la universidad para estudiar arquitectura temporalmente en el extranjero, uno o dos semestres, está supeditada a la elección de la ciudad para vivir. Se trata de una decisión acaso más vivencial que académica, las aulas con sus profesores, por mejores que sean, son sólo parte de la experiencia formativa implícita en el paquete de habitar en otra ciudad, de “beber de sus atmósferas”. En ese sentido, la modalidad del taller de verano o el “workshop” cambiará el juicio de valor. Allí lo primero sería el nivel académico y la ciudad quedaría en segundo término, aunque por lo general los workshops de verano internacionales se llevan a cabo en ciudades atractivas: Barcelona, Cartagena o Chicago, por citar sólo algunos de los mejores casos en los que ya hemos tenido presencia particular. Sucede algo similar con las mejores posibilidades para realizar un intercambio académico internacional: las ciudades atractivas tienen por lo general buenas escuelas de arquitectura: Madrid, Santiago de Chile o Sídney, además de las más famosas como Nueva York, Londres, Oporto, o Milán, entre muchísimas otras.

Diego cursa actualmente 8º semestre en la Universidad Técnica de Aquisgrán, en Alemania. Dominar un tercer idioma ensancha el mapa, claro. Aquí la ciudad y la escuela forman un binomio perfecto. Aquisgrán se localiza en la parte occidental de Alemania y dada su cercanía con varios países de Europa Central se puede decir que se encuentra en el corazón de Europa.  Es la ciudad natal del arquitecto Mies Van der Rohe y “la presencia de Carlo Magno es visible en toda la ciudad. Panaderías, librerías, papelerías y demás establecimientos propagan la imagen del monarca para vender mejor”. Su reporte no me deja mentir, amén de que posteriormente menciona la excelencia académica de la institución por igual.

En una entrevista reciente al arquitecto Teodoro González de León (realizada por Archdaily,  muy recomendable) menciona –como casi siempre lo hace- su paso por el taller de LeCorbusier apenas terminó sus estudios universitarios. En su caso queda subrayada la aparatosamente afortunada decisión de trabajar en el extranjero con un gran arquitecto –algo que no se impulsa mucho en las escuelas de arquitectura a las que Teodoro González de León siempre cuestiona: “arquitectura es experiencia”, - y aunque sea post-academia, su experiencia es otra modalidad de intercambio desde la formación internacional, digamos. Ahora bien, si intercambio significa “cambio mutuo entre dos cosas, reciprocidad y relación,  ¿a quienes parecería atractivo México para visitarnos en intercambio? ¿Somos acaso una apuesta que presupone formación y entrenamiento para futuras generaciones que alcanzarán un nivel de profesionalismo globalmente competitivo? En un futuro inminentemente presente, ya no queda de otra.

JVdM

Con Perspectiva 29may2013 / "Honestidad académica y ética profesional"

Esta semana concluyó el semestre académico enero–mayo en la mayoría de las escuelas de Arquitectura y aprovechando la semana de exámenes y el tiempo de entregas finales que terminaron en nuestro caso el pasado lunes, dejo una reflexión sobre temas que típica y particularmente florecen en estas temporadas: “honestidad académica y ética profesional”. Sirva el texto como mensaje de buenos deseos para los alumnos que terminaron exitosamente la licenciatura de arquitectura.

Al igual que la de un banquero o la de un político, la honestidad de un estudiante, de un profesor o de cualquier profesionista  no es ninguna virtud o mérito loable: es lo menos que se puede esperar de alguien al que le dejas tu dinero o de alguien por quien votaste para que nos gobierne, es lo mínimo presentar exámenes con exigencia académica, o que quienes enseñan evalúen objetivamente si las metas de equis o ye curso académico se cumplieron o no. No hay mérito allí, es lo menos que uno espera. Ahora bien.

El Arq. Antonio Attolini Lack me decía: “después del gobierno, en donde más se puede robar es en la construcción” (Attolini fue un arquitecto que proyectó y construyó todas sus obras con un índice altísimo de calidad y de clientes felices y eternamente agradecidos), y así es, vivimos en un país aquejado gravemente por la corrupción. En diciembre de 2012 ocupábamos el lugar 105 de 176 clasificados y el 22 de 31 países evaluados en América, y… ¿aquí nos tocó vivir? ¿Así no más? Tratando de evitar diatribas moralinas y los callejones sin salida contenidos en la pregunta ya respondida por Cristina Pacheco –aquí nos toco vivir- es mejor estar advertido de que la corrupción se puede reducir –no creo que eliminar- en buena medida. El otro día un amigo decía que la “propina” era una especie de forma doméstica de corrupción: “no le des propina y a ver cómo te va la próxima (si es que hay próxima)”. Su percepción puede ser afortunada porque incorpora además cierta “consecuencia peligrosa”, que es otro tema derivado de la corrupción: el de la falta de consecuencias…En cualquier caso no existe la “ausencia de corrupción”. Los primeros lugares -en una escala de cero (percepción de muy corrupto) a cien (percepción de ausencia de corrupción)- ocupados por Dinamarca, Finlandia y Nueva Zelanda tienen 90 puntos sobre 100, y Canadá tiene 84 siendo el más alto de América. Al hablar de reducir se produce una reacción de movimiento hacia una mejor dirección: por lo menos que las cadenas de corrupción no inicien con uno mismo. “Sus documentos jefe”, aplica tanto para la construcción como para la policía de tránsito (allí la corrupción empieza en uno mismo). Estar al corriente ayuda mucho, es lo menos, aunque no siempre sea posible, pero hay otra forma de movimiento muy útil e incipiente quizás gracias a las redes sociales que es la cultura de denuncia. Habría que denunciar siempre, pero todavía no lo hacemos por miles de causas, la primera acaso sea porque pensamos que no sirve de nada, y, ¿no es peor no hacer nada? Cuando pegan en alguna obra sellos de CLAUSURADO, por ejemplo, los sellos exultan que allí hubo una crisis de corrupción, “se necesitan dos” pensamos: incumplió con el reglamento o con el pase de charola, “si tiene para construir tendrá para pagar”, ¿hasta cuándo? ¿Por qué no los dejan trabajar? ¿Por qué los dejaron iniciar? ¿Porqué no derriban entonces?...

El pasado 18 del presente salió publicado en el diario El País una entrevista a la catedrática Adela Cortina titulada “Competir o convivir”, a propósito de su nuevo libro “Para qué sirve realmente la Ética” (Paidós). El valioso contenido de la entrevista (…”La educación no puede consistir en formar personas competitivas, sino en educar ciudadanos justos”…) ayuda para reflexionar sobre el estado de las cosas alrededor de la Arquitectura mencionadas arriba, además de que el citado libro presupone mucha sustancia para “codificar” en cierto sentido nuestra práctica profesional: un tweet reciente con una fotografía aparatosa de una construcción que se vino abajo matando a sus habitantes invitaba a proponer un “Juramento Hipocrático” para la arquitectura. Cuando hay que decir adiós a los alumnos que egresan de la escuela, (me) resulta urgente transmitírselos, pero no existe aún.

JVdM

Con Perspectiva 22may2013 / "Colegio, academia y ciudad"

El pasado jueves se llevó a cabo el desayuno y la reunión de trabajo del Colegio de Arquitectos con las escuelas de arquitectura del área metropolitana, en esta ocasión en el campus de la Universidad Anáhuac México Sur. Se trata de un evento periódico convocado por la Vicepresidencia de Acción Académica -actualmente a cargo de la Arq. María Elena Martínez Carranza- en donde el Colegio presenta a los directores y representantes de las escuelas iniciativas y avances sobre sus actividades en relación a la vinculación de la academia con la práctica profesional.

La escuela anfitriona da un mensaje o hace una presentación, y nosotros en este caso decidimos poner llanamente sobre la mesa toda la reflexión más reciente suscitada a partir de la noticia detonadora de las Zodes -que están, estarían, estuvieron o estarán a cargo de los suizos Herzog & de Meuron- para llegar a la propuesta de los Estudios de Caso prefigurada hace dos semanas en este espacio editorial en el siguiente orden de ideas:

- La Ley de Proyecto Público, muy bien impulsada desde varios textos aglutinados en el blog: “proyectopublico.org / el poder de la arquitectura o la arquitectura del poder” (creado por los Arquitectos Alejandro Hernández, Fernanda Canales, Arturo Ortiz Struck, Axel Arañó, Eduardo Cadaval, Francisco Pardo, Salvador Arroyo, Jose Castillo y Toño Gallardo, esperando no omitir) que reclama un golpe de timón definitivo hacia una cultura de concursos y el mejoramiento de las condiciones de trabajo del arquitecto proyectista, pasando por la salvaguarda del patrimonio arquitectónico o el anhelo de un espacio público sostenible de mayor calidad a partir de la superación profesional.

- La necesidad imperiosa de reagrupar al gremio, en el sentido de que el Colegio de Arquitectos no puede seguir percibiéndose inútil o estéril, ya que desde blogs, revistas, o simples espacios editoriales desarticulados se antoja muy difícil reconquistar espacios perdidos para la arquitectura; corresponde al Colegio –desde nuestra perspectiva académica y profesional- ser interlocutor ante diputados, senadores, autoridades del espacio público y/o  jefes de gobierno.

- La urgencia de incorporar a los jóvenes arquitectos al Colegio (aunque la palabra joven se podría redefinir también…), identificada como un foco rojo ante las estadísticas laborales de una disciplina cada vez más extensa en campos de acción desatendidos y que nos obligan al repensamiento sostenido de la enseñanza de la arquitectura. En este punto la participación de los arquitectos Oscar Sanginés (Consejero de la Vicepresidencia de Acción Gremial) y Luis Beltrán merece una mención especial por su iniciativa “Conexión” que busca apoyar al joven arquitecto emprendedor y que próximamente se presentará en un primer Foro Nacional de Emprendedores. 

-Y finalmente la incorporación de las escuelas de arquitectura a los problemas de ciudad. Se sabe que las Universidades hacen muchos estudios e investigaciones, pero en términos de ciudad y de espacio público…¿en dónde quedan,? La iniciativa del Estudio de Caso se puede explicar cómo la localización viable de mejoramientos urbanos en potencia, que a su vez derivaría en concursos de proyectos específicos. Se trata de posibilidades al alcance de cierta voluntad política necesariamente. El triángulo “Colegio-Academia-Gobierno” debería ser una figura obligada y conveniente –cuidando bien sus aristas, claro-, para revertir procesos de descomposición urbana y garantizar desarrollo sostenible desde la perspectiva de la habitabilidad y del mejoramiento medioambiental del espacio público. A partir de esta iniciativa, y al tenor de un convencido  “dividido no vencerás”, el Colegio de Arquitectos y las escuelas que participamos en este “pacto” de Acción Académica, revisaremos los primeros Estudios de Caso en el siguiente desayuno y reunión de trabajo que tendrá lugar en el Instituto Tecnológico de la Construcción, nuestro próximo anfitrión.

JVdM

Con Perspectiva 15may2013 / "Distancias Caminables"

Hace más de tres años estuvo el Arq. Enrique Espinoza en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Anáhuac del Sur impartiendo una conferencia del ciclo de “los miércoles”. Llegó con su chamarra de Harvard y una gorra con un “4Km/Hr” bordado en la frente sobre la visera. Traía muy bien preparada una charla que apreciamos particularmente por la sorprendente información que presentó en temas de gran interés: movilidad, espacio público, regeneración urbana, sostenibilidad. En realidad nos compartió generosamente toda la sustancia de su entonces futuro libro, allí lo anunció: “Distancias Caminables”, que acaba de salir finalmente la semana pasada editado por Trillas y que seguramente será del mayor interés de cualquier ciudadano o autoridad de gobierno con un mínimo de urbanidad. Lo de la gorra de los 4kms/hr era por la velocidad a la que caminamos, y ese dato da pie al tema medular del libro: el urgente redescubrimiento del peatón en el diseño urbano.

“Protesta (velada) y propuesta”, integran esta publicación editada con un diseño gráfico absolutamente de “libro de texto”, y que seguramente se convertirá en uno que a fin de cuentas presenta útilmente, con muchas evidencias, reflexiones certeras en 8 capítulos sobre las condiciones de vida a la que nos ha llevado el uso del automóvil:

1.    RETÍCULA en DIAGONAL. Introduce el concepto geométrico de la organización urbana y una respuesta a la forma como caminamos en rutas condicionadas por las trazas mayormente ortogonales de nuestras ciudades.

2.     MODELO de CÁLCULO. Desde el conocimiento del “área de influencia” (dos veces la distancia caminable)  a partir de recorridos de 400 metros, se presentan modelos de trazas urbanas analizando ventajas, desventajas y ejemplos reales y comparativos como la Colonia Federal o la Ciudad de los Deportes en el DF.

3.    APLICACIÓN de la TÉCNICA de RETÍCULA DIAGONAL. Un estudio de caso, a propósito de nuestro texto de la semana pasada…que toma como ejemplo la colonia de Santa María la Rivera, mostrando cómo podría haber mejoramiento urbano desde los desplazamientos y los recorridos de acuerdo a las actividades…vale la pena revisar el “principio de la ley de intensidad”, una relación entre la velocidad de viaje y el modo de trasporte que usamos.

4.    La CALLE, las PLAZAS, las ESCALINATAS y las FUENTES. Que es una revisión sencilla pero sustanciosa de la pérdida de valor que tuvo el espacio público de la ciudad desde que pasamos la mayor parte del tiempo de movilidad urbana en nuestro automóvil, obviamente del espacio que ocupamos cuando nos movemos en automóvil, dimensionamientos de espacios para el peatón..

5.    El HOMBRE en COMPARACIÓN. Sobre nuestro consumo de calorías, las cantidades de comida, los porcentajes de obesidad en relación con el estilo de vida del automóvil, obviamente sobre el espacio que ocupamos cuando nos movemos en automóvil, además de dimensionamientos de espacios para el peatón… más información valiosa.

6.    La ECUACIÓN del PEATÓN. Aún más “evidencias” cuantitativas sobre la “Lógica del Automóvil y el Hombre Motorizado”…Sobre la responsabilidad de los Arquitectos (nuevamente interesante reflexión)

7.    Un SOSPECHOSO en la BANQUETA. Que alude con profundidad al peatón y entre otros temas a las famosas consecuencias “ortopédicas” de la forma de vida impuesta por el automóvil…(el lumbago por ejemplo), y por último,

8.    La CIUDAD y los AUTOMÓVILES: SEDUCCIÓN y EXPIRACIÓN. Capítulo que concluye con una perspectiva realista “…procrear automóviles está en el código genético de las ciudades…las ciudades se prepararon durante años para recibirlos…” e ideas sobre “Qué Hacer” , “Nuevas políticas urbanas” y el ejemplo de contaminación evidente en el desastre ambiental de los Arrecifes de Osborne.

La sostenibilidad no es una moda, es una “caída de veinte”. No es suficiente conocer o saber de algo para moverse en consecuencia.  “Distancias Caminables” abonará mucho en ese sentido como bibliografía obligada de las escuelas de arquitectura y de las preparatorias, inclusive.  Enhorabuena.

JVdM

Con Perspectiva 08may2013 / "El Estudio de Caso"

El “estudio de caso” es un método pedagógico (de enseñanza o de aprendizaje), que aplica muy bien para adquirir conocimiento (o adiestramiento) a partir de los resultados de dicho estudio, hablando desde la experiencia en la Dirección de la Escuela de Arquitectura y sus talleres de proyectos. Aunque en arquitectura el “estudio de caso” es el día a día de la vida académica y profesional (lo más natural y cotidiano para el arquitecto es hacer proyectos o “estudios de caso”), el término tiene su origen en el campo de la medicina y la psicología como instrumento de investigación, y es muy utilizado en las ciencias sociales como método de evaluación cualitativa…En Arquitectura (gravemente cualitativa), el estudio de caso reafirma que nuestra disciplina es una pseudo-ciencia porque los resultados en la práctica profesional científicamente son flexibles, no siempre fáciles de demostrar…pero aún así medibles en muchos casos. El espacio y el tiempo sí se miden, son dimensiones que nos permitirían hablar de arquitectura cuantitativamente. Aunque sea relativamente.

Esta idea del estudio de caso (me) surge de una carta de los vecinos de San Jerónimo que recolecta firmas para que no supriman el retorno de la “Ex Plaza de las Quinceañeras” en la ahora techada Av. Luis Cabrera, y se asocia con el impulso prefigurador de una urgente Ley de Proyecto Público: la idea, acaso la primera que motiva la creación de dicha ley, es la de que los proyectos públicos se concursen…¿incluyendo plazas, calles, banquetas, cruces, puentes y pasos peatonales “menores”?¿Los arquitectos debiéramos hacer todos esos proyectos públicos?¿Es ese nuestro reclamo? Veamos.

Por allí ya aparece el “render” que más o menos esboza cierto mejoramiento urbano en Luis Cabrera, pero, nuevamente se antoja muy difícil llegar con un diseño de espacio público y mostrárselo a un grupo de vecinos que no veremos más allá del inminente peligro de que nos cierren el retorno hacia el Periférico; alguien hace el diseño, quizás cualificado, pero tiene que someterlo al consenso ciudadano y así eternamente la discusión de la democratización de la ciudad. ¿Hasta dónde se puede? Si ya votaste por el candidato ¿ahora hay que  confiar? En realidad, sí, pero no me quedo satisfecho porque ¿quién responde por un diseño que va a durar más tiempo que el del candidato? ¿”y si no funciona”?

El cruce o el retorno -que por supuesto tendrían que estar muy bien diseñados y construidos por norma- son “detalles” si los vemos desde el punto de vista del plan maestro de la Supervía Poniente, en este ejemplo particular que seguramente previó todas las soluciones de estos “intersticios” específicos, quiero pensar.

El tamaño de la ciudad, en contraste con el número ingente de intersticios entendidos como posibilidades de mejoramiento urbano y del medio ambiente, es inabarcable y obliga a introducir el término “estrategia”; desde la perspectiva parcial de la arquitectura (porque debe ser altamente interdisciplinaria), y dicha estrategia se llamaría –léase como propuesta- “Estudios de Caso” que precisa urgentemente la participación de las escuelas de arquitectura como articuladoras de la vinculación del Gobierno con las Universidades. Si bien la actual Ley de Obras Públicas contempla a las instituciones académicas para la adjudicación directa de proyectos públicos, una nueva ley podría introducir la obligatoriedad de la participación académica en las decisiones de planeación a partir de estos Estudios de Caso, que antecediendo a los proyectos públicos, destilarían -por decirlo así- los concursos a los que apelamos los arquitectos. La propuesta tendrá muchas aristas, como por ejemplo la fragmentación de la ciudad entre las escuelas de arquitectura (hay muchas ¿no?), pero si la palabra “caso” es muy amplia y el concepto “ley” lo entendemos todavía como “sugerencia”, es tiempo de irle dando forma al rescate del espacio público. La academia puede ser una garantía, una vacuna contra el síndrome del sexenio, y los votos o las firmas otra forma de medición de la habitabilidad, por qué no.

JVdM

Con Perspectiva 01may2013 / "Más sobre Arte y Arquitectura"

Sobre el concepto de asignatura accesoria que resuelve el texto anterior, aquí una ampliación necesaria de ese término en el mismo orden de las tres historias o aproximaciones diversas que integraron la (columna de la semana pasada) reflexión inicial:

1. La de la obra de arte que se subastará, y que tiene un precio impagable para lo poco que ofrece en apariencia. Cuando se conoce la historia del artista, su obra y/ su trayectoria se puede comprender poco mejor en qué consiste la búsqueda y el trabajo del sujeto, ya consagrado y reconocido por cierto. El efecto “readymade” de Marcel Duchamp, que desde el cambio de significado y significante de algunos objetos, propuso una nueva forma de obra de arte, es un ejemplo de que se trata mucho más que de objetos inútiles. Para mucha gente sigue siendo algo irrelevante, no sustantivo, sino accesorio, moda, loquera banal del mundo del oropel, porque no se comprende, se desconoce, algo de lo que se puede prescindir fácilmente. El arquitecto no puede desconocer esto porque la profesión –arquitectura- es también un arte.

2. La del libro Icarus Deception de Seth Godin que se apropia del concepto arte no como pintura, escultura, o arquitectura, sino como la producción –trabajo- de nuevas ideas (“apps” por citar sólo un ejemplo)- en un mundo revolucionado desde la conectividad: Google, Twitter, Facebook, Instagram, Linkedin, Youtube, Worpress, Tumbler, Pinterest, etc. Quienes piensan que esto es una pérdida de tiempo, suponen que esta nueva forma de obra de arte es accesoria de la vida, pueden vivir sin ella (zona de confort), pero quizás (así lo creo) no por mucho tiempo. Esta reflexión abonaría más al tema del rumbo que deben tomar las escuelas de arquitectura –la academia-, en donde el arte no supone necesariamente una asignatura sustantiva sino accesoria de la desgastada, acaso esencial materia de proyectos, por ejemplo.

3. Por último, la del libro de Mathias Goeritz que aborda asuntos de filosofía -fenomenología, semiótica o hermenéutica- en tanto a la emoción que buscó provocar su obra. La filosofía es la argamasa con la que se unen los tabiques del conocimiento, que desde una perspectiva académica son las asignaturas, las materias. Entonces, una magnífica noticia –demostrativa- es que el arte contribuye importantemente al conocimiento –tanto como cualquier otra materia- y a la búsqueda de La Verdad, en cuanto a emoción, por ejemplo; pero la referencia de la presentación de este libro se propone por su utilidad en cuanto a la reflexión de “arte público” (de hecho en el evento de presentación se cayó en la trampa –en mi humilde opinión-, o en la tentación, de comparar a las Torres de Satélite con la Estela de Luz). El arte público, como en el caso de La Ruta de la Amistad de 1968, es educación cívica en potencia, no objetos o adornos de la calle.

No es lo mismo conocer que saber. Saber contiene un ingrediente testimonial que pone en marcha algo más que el conocimiento, que en cierto sentido solo advertiría la existencia de algo; este acuse de asimilado –digamos- pero no digerido, y la falta de profundidad en el conocimiento de arte y cultura, han etiquetado al artista –productor de arte- como “bohemio”, “vichorraroso” subestimándole en su rol de investigador y de generador de conocimiento, tanto en la academia, como en la práctica profesional, y en el espacio público. Un accesorio. La propuesta de este texto es iniciar el cambio de ese paradigma…el arte no es una asignatura accesoria o inútil, es absolutamente sustancial.

JVdM

Con Perspectiva 24abr2013 / "Arte y Arquitectura"

Tres aproximaciones distintas acerca del concepto “arte”, otra reflexión o divagación si se quiere, sobre el oficio de la arquitectura y su repercusión en el espacio público.

Hace pocos días un querido coleccionista de arte me mandó un link de Christies con información de cierta pieza de Anish Kapoor pidiendo mi opinión sobre la obra. Al verla me dio la impresión de tener poco que ver con su colección. Una especie de gárgola, extraño objeto circular de pared negro, como un arbotante de pasta, de 75 x 75 x 45 cms. y un precio estimado de salida de 85,000 dólares. Contesté bromeando algo así: “después de haber visto el precio y las medidas, se me ocurre hacer la misma pieza en oro macizo por la mitad del precio, seguro de que, aún así, quedaría una buena ganancia…(sobra aclarar que mi broma sería típica de un ignorante en temas de arte)…cómo divisa supongo que debe tener buen interés”, acoté más seriamente después de investigar al artista. Había oído de Kapoor pero no lo tenía en mi cajón de favoritos; al ver su famosa pieza “Cloud Gate” en Chicago lo identifiqué inmediatamente. El sitio web del artista es muy visitable, muy sugerente, con muchísimo discurso, muchísima obra y después comprendí un poco más. Antes que otra cosa arte es conocimiento, “nos guste, o no”.

Empezando el año, llegó a mis manos –siempre con gran oportunidad- el último libro de Seth Godin, The Icarus Deception. El autor es considerado uno de los teóricos de marketing más importantes del siglo XXI, y desde el mito de Ícaro, que por hacer caso omiso a su padre voló demasiado cerca del Sol hasta desplomarse, hace una propaganda perfecta para la nueva era o economía de la Conectividad, redefiniendo el concepto de “arte”. No es colgar cuadros en la pared, es volar más cerca del sol y salir de la zona de confort, estirando la metáfora, en el entendido de que volar demasiado bajo es aún más peligroso porque aparentemente es más seguro. La zona de seguridad se ha movido y esa pseudo-conformidad ya no conduce a la comodidad. En este contexto la creatividad se ha convertido en una especie de actitud. Hacer algo imprevisible y valiente: hacer “arte”. Ser un artista ya no es tener un talento específico, es un cambio de paradigma que todos podemos adoptar, nuevos caminos, nuevas conexiones, trabajar sin un mapa. Esta visión, nítida de esta época yo diría, resulta de asimilación obligada y absorción urgente en el repensamiento de la profesión y la formación de nuestros alumnos en las escuelas de arquitectura.

El pasado sábado me di la oportunidad de asistir a la presentación del libro Mathias Goertiz y la Arquitectura Emocional. Una Revisión Crítica (1952-1968) de Daniel Garza Usabiaga, comentado con brillo por José Luis Barrios Lara y presentado con erudición y gran sencillez por el propio autor. Un documento bellamente editado, con una disertación profunda sobre la arquitectura emocional de Goeritz, acotada (en el interés particular en lo referente al “arte público” que a su vez alimenta el debate sobre el deber ser de nuestro tiempo)  por la construcción del Museo Experimental El Eco, Las Torres de Satélite, la serie Mensajes –murales y vitrales principalmente- y La ruta de la amistad, esto entre 1952 y 1968. El concepto acaso equívoco de emoción –todo o nada- en el discurso de Goeritz, la posición filosófica sobre lo sublime y lo bello, el rigor de la investigación que escapa al recurrente reduccionismo y que busca resolver la problemática sobre lo que emociona, o la relación que tuvo Goeritz con la arquitectura y con el espacio público –escultura urbana monumental- son algunas de las reiteraciones, volviendo a la reflexión inicial, de que arte es conocimiento, búsqueda, experimentación, pero nunca una asignatura accesoria en la profesión, en la academia, ni mucho menos en el espacio público.

JVdM

Con Perspectiva 16abr2013 / "Pedro Ramírez Vázquez 16abr1919 – 16abr2013"

El fallecimiento del Arq. Pedro Ramírez Vázquez, representa una pérdida muy significativa para la arquitectura de México, sobre todo en lo que toca al liderazgo qué él personificó en la vida pública del País, y en el enaltecimiento de nuestra Arquitectura de la segunda mitad del siglo XX a través de muchos edificios altamente representativos de nuestro paisaje cotidiano. El Estadio Azteca –con Rafael Mijares- y la obra derivada de la organización de los Juegos Olímpicos del 68, El Museo de Antropología –para mí su obra maestra, con Rafael Mijares y Jorge Campuzano-, El de Museo de Arte Moderno –con Rafael Mijares-, La Basílica de Guadalupe –con José Luis Benlliure y Fray Gabriel Chávez de la Mora-, El Edificio de la Secretaría de Relaciones Exteriores de Tlatelolco –con Rafael Mijares-, El Congreso de la Unión –con Jorge Campuzano y David Suárez-, o el Edificio Omega en Polanco, son obras que están presentes en el escenario de nuestra memoria, indelebles en nuestra historia. Desde la Facultad de Medicina de la Ciudad Universitaria –con Roberto Álvarez Espinosa y Ramón Torres-, El Mercado de Coyoacán –con Félix Candela- o la Secretaría del Trabajo –con Rafael Mijares-, en los años 50´s, se perciben muy presentes nuestros valores culturales en armonía con la bienvenida a la nueva modernidad. Siempre actuó en correspondencia con el enaltecimiento de nuestras raíces, más aún cuando tuvo oportunidad de hacerlo en el extranjero (con la “X”del Pabellón de México en la Exposición de Sevilla en 1992). Habiendo sido Rector Fundador de la Universidad Autónoma Metropolitana, su partida representa también un gran legado en lo referente a la vida académica de México. Sus obra gráfica –el logotipo de Televisa, por ejemplo- o su obra escultórica en cristal –que siempre me gustó especialmente- son otros renglones no menos importantes de su legado plástico y artístico.

Enviando mis más sinceras condolencias a su familia, a sus amigos, a sus colaboradores, a sus seres queridos, siento el hueco que deja su partida hoy, precisamente el día de su cumpleaños 94, sobre todo en su liderazgo dentro de la vida nacional de ese tiempo. Descanse en paz.

JVdM

Con Perspectiva 17abr2013 / "Más sobre los Proyectos Públicos"

En esta columna extiendo, a manera de largos paréntesis o “entre guiones”, algo más sobre lo reflexionado la semana pasada en relación a los proyectos públicos, en el mismo orden de ideas.

Primero sobre la disgregación de (nosotros) los arquitectos en cuanto a gremio y la imperiosa necesidad –urgente- de una ley de proyecto público. Un cuestionamiento sobre la arbitraria asignación directa de la mayoría de los proyectos de gobierno –digamos-, y un anhelo de alguien que vigile dicha asignación con la robustez necesaria como para organizar concursos profesionalmente y de manera sostenida. Lo natural es pensar que ese alguien debiera ser un colegio de arquitectos, aunque se caiga rápido en la cuenta de que, para tener esa capacidad de responder profesional y sostenidamente, el citado colegio necesitaría recursos suficientes, y de allí la idea de que sólo con muchos agremiados (mínimamente contentos y comprometidos) podría aspirarse a ello, amén de otras formas de obtener recursos (“fundraising”) que con un gremio disgregado –y descontento- se antoja titánico.

Una ley de proyecto público, ¿quien la redactaría? vuelvo a la idea de algún colegio de arquitectos, o la Federación o alguno de los seminarios de la Academia Nacional de Arquitectura, quizás los que tratan temas sobre el Oficio de la Arquitectura…¿gratis? La ocurrencia me hace regresar inevitablemente a la idea de que la disgregación del gremio no ayuda tampoco y menos a quienes queremos avanzar en la cultura de los concursos de arquitectura en México. No se si alguna vez estuvimos “no disgremiados” (término del Arq. Toño Gallardo), en épocas gloriosas como las de la construcción de la Ciudad Universitaria quizás, pero también se sabe que la organización de un concurso se le podría encargar a cualquier otra persona, física o moral. “No pasa nada”.

Esta idea de ley de proyecto público empezaría por el tema de su asignación y de cómo regular los concursos de ideas de Arquitectura, Diseño o Urbanismo (matiz de escala en este caso). Aquí lo subrayable es que la democratización no es muy relevante si se le ve desde la perspectiva de “tener contentos a los arquitectos”. Se trata de que el Gobierno caiga en la cuenta –urgentemente- de que lo que se pone en juego es la posibilidad de obtener las mejores soluciones de diseño para determinados problemas de espacio (con igual o mayor economía). Esa es la ventaja de los concursos que por añadidura traerían mayor superación profesional y la consecuente elevación del nivel de nuestra arquitectura. No hay de otra. Ahora bien, el tránsito desde el concurso ganado hasta la contratación del proyecto se rige hoy por una Ley de Obra Pública que aplica equívoca y erráticamente para los proyectistas. He tenido la oportunidad de trabajar en distintos Estados de la República, y la experiencia de uno nada ha tenido que ver con la de los otros. Los términos de referencia para ser contratado denotan que la ley está diseñada para la ejecución de obras y no para trabajos de proyecto. Ni hablar de las fianzas que hay que pagar y de las estimaciones que hay e integrar para conseguir el honorario de nuestros servicios profesionales; por lo general hay que pagar para trabajar…pero es lo mismo: cada quien nos ingeniamos la manera de salir adelante al margen de nuestro gremio, y nos hemos podido adaptar…sin tener a quién acudir. “No pasa nada”, nuevamente.

El tema (sobre los proyectos públicos), en conclusión, es el repensamiento de la profesión, de la utilidad de los colegios de arquitectos para las ciudades, y el fortalecimiento de la arquitectura como la posibilidad de mejores Proyectos Públicos. La propuesta del involucramiento de los jóvenes en estos temas resulta tan imprescindible como la participación de las escuelas de arquitectura para fomentar una nueva cultura en ese sentido. ¿Cómo podríamos aspirar a un mejor futuro al absoluto margen de la profesión? Mejor procurar avanzar en un impulso integrador.

JVdM

Con Perspectiva 10abr2013 / "Sobre los Proyectos Públicos"

Noticias recientes como las de los proyectos urbanos capitalinos que estarán a cargo de los suizos Herzog y DeMeuron (premio Pritzker 2001) (¿diseñarán el DF?) o de cierta renovación (¿demolición del mercado?) de La Merced (obra patrimonial de Enrique del Moral en 1957), o de una propuesta de aspecto caricaturesco que apareció hace pocos meses sobre una ampliación del Palacio Legislativo de San Lázaro (de Ramírez Vázquez a cargo de ¿Ramírez Vázquez?), entre otras seguramente, son evidencias tanto de la disgregación de (nosotros) los arquitectos en cuanto gremio, como de la imperiosa necesidad –urgente- de una ley de proyecto público.

Hace poco más de cinco años en una entrevista de opinión sobre la Torre Bicentenario de Rem Koolhaas nos preguntaron “¿Es lamentable que sea demolido el edificio de Vladimir Kaspé (Súper Servicio Lomas) para edificar esta torre o todo es sacrificable en nombre de la modernidad?, respuesta: “Es lamentable, aunque interesante, y no por eso menos lamentable, que tomemos conciencia de nuestro patrimonio arquitectónico a partir de la noticia espectacular. Ni quien se inmutara cuando modificaron gravemente al Súper Servicio Lomas de Kaspé, forrando su fachada con placas de aluminio, o, ni a quien le importe que el Conjunto Aristos de José Luis Benlliure presente deterioro o si una casa de Luis Barragán en la Condesa se está cayendo o si el Conjunto Manacar de Enrique Carral también fue alterado… Considero que el tema del patrimonio arquitectónico y su conservación merecen una urgente reflexión al margen de la polémica de este proyecto en particular.” La cita por esto: patrimonio arquitectónico, proyectos de mayor o menor escala, o el impacto urbano (aunque sea de inversión privada), ponen de agudo manifiesto que cualquier proyecto construible tiene ineludible responsabilidad social implícita desde el encargo y la contratación del proyecto hasta la ejecución de la obra, esta última con una ley (de Obra Pública) que hoy aplica equívoca y erráticamente para los arquitectos proyectistas y su contratación particular. En referencia a los proyectos de ámbito nacional y de mayor efecto público, digamos gubernamentales, si vale la semi-clasificación, la responsabilidad social –desde la ética no moralina- obliga a las autoridades a soportar las decisiones importantes, de diseño (arquitectónico, urbano, medioambiental, sostenible, accesible, viable) mediante mecanismos que garanticen el cumplimiento de su responsabilidad, de “responder”, en este caso por la decisión de quién proyectará. De allí que la iniciativa de ley de proyecto público urgente debería normar 1º la asignación de los “encargos” mediante concursos (todo un capítulo del que ya hemos reflexionado aquí) que garanticen la obtención de las mejores soluciones de diseño (aunque sea relativo el término “mejores”) y 2º la sana contratación de los servicios profesionales contenidos en el Proyecto y la Dirección (arquitectónicos, urbanos o de diseño) Ejecutivos, en sus diferentes etapas y alcances, garantizando -entre muchos otros aspectos del proceso de redacción de un proyecto completo- que la obra no sólo se construya, sino que se construya bien.

El panorama proyectado por una iniciativa de esta índole se verá nítidamente desde la perspectiva de un beneficio que aterriza en la sociedad –mejor ciudad-, en el Gobierno –que transitaría de la opacidad a la trasparencia- y en la arquitectura -por añadidura desde la superación profesional como sistema de superación colectiva-.

Si bien es cuestionable que la democracia sea inversamente proporcional al desarrollo urbano, valdría la pena detenerse en la evidente disgregación del gremio, y repensarlo impostergablemente desde la re-unión, la concentración, o la también urgente incorporación de los jóvenes a los Colegios de Arquitectos –por ejemplo- para aspirar con mucho más fuerza a la viabilidad de ésta o de cualquier otra iniciativa. Urge.

JVdM

Con Perspectiva 03abr2013 / "Valle de Bravo (II)"

La arquitectura de Valle de Bravo, adaptada a una amplia diversidad de vistas espectaculares, es testimonio de su consolidación como refugio de vacación y de fin de semana. La gran oferta de actividades deportivas sumadas a la belleza natural del sitio, provocan cierta forma de habitar hacia el exterior: el pueblo, el lago, los campos de golf, o simplemente la espectacular naturaleza circundante, campo o bosque.

Tras los ejemplos precursores citados en la primera parte de este texto, aquí prosigo con una compacta revisión de algunas arquitecturas (siempre disculpando las inevitables omisiones) que se han fusionado a Valle de Bravo y sus alrededores desde distintas posturas tipológicas que me resultan propositivas.

José de Yturbe es un arquitecto que ha sido prolífico en Valle de Bravo desde los años 90´s; la Casa de los Cilindros, el Rancho Snta Rosa, varias casas en la zona de La Peña, o la Casa Club de Golf de Izar (2000), introdujeron una tipología de influencia “barraganiana” –aunque con tintes más vernáculos- con muros de color y techumbres de teja a base de gualdras y morillos soportados por columnas de madera, casi siempre redondas. Es una obra escenográfica quizás, pero de indiscutible calidad espacial. La obra se exalta a sí misma con sus detalles de subrayada mexicanidad.

En 1996, Alberto Kalach realiza una casa en tabique aparente con elementos en concreto igualmente aparente, en donde se percibe la horizontalidad – acentuada con placas pergoladas- como elogio del paisaje. Da la impresión de que el tiempo no hará más que embellecer la obra ejecutada con gran sensibilidad.

En 2003, Federico Gómez Crespo concluye el hotel Rodavento incorporando muy afortunadamente el discurso eco-turístico y de cuidado medioambiental con una arquitectura de ambición contemporánea que incorpora acero y velarias en contraste con muros de adobe y estructuras de madera. La casa AT terminada en 2007 por el mismo Gómez Crespo exulta pulimento desde la estrategia “densidad – levedad”. La piedra o el metal flotan integrándose al paisaje.

En 2004 Daniel Álvarez produce una casa habitación en Izar que se desmarcó deliberadamente de los comunes denominadores de Valle de Bravo, o de lo prefigurado por DeYturbe inclusive, explorando una tipología que de cierta manera resulta elegante por su exaltación al lugar. En ese miso tenor, pero con mayor esencialidad Bernardo Gómez Pimienta realiza la “Casa Negra” en La Peña terminada en 2007. En la misma zona destaca la casa “L”  de Juan Pablo Serrano y Rafael Monjaraz quizás por lo “afortunadamente ajena” que resulta su propuesta arquitectónica.

Otra postura tipológica parte de los valores intrínsecos del lugar (de lo que hay) y es la que adopta un vocabulario propio –digamos de “esencialidad”-, estirando las posibilidades de detalle constructivo, de espacio, y las necesidades programáticas del usuario desde la tradición y la modernidad. Entre otras, además de la “Casa D-P” en La Peña, de Juan Doménech con un servidor, o de la “Casa PT-A” en el Centro de Valle de Bravo, obra del que escribe también, hay obras de gran calidad de arquitectos como José Antonio Gaxiola, Fernando de Haro o Jorge Covarrubias con Benjamín González Henze, entre otros. Las casas en la zona de Santa María, de Hierve Diseñería, materializan esta gran posibilidad de hacer bien con lo que hay. Y en esa búsqueda de la arquitectura esencial de Valle de Bravo encontré días pasados una obra del gran Arq. José Luis Benllure en el centro. Una casa de unos 40 años de edad, imperceptible desde el exterior pero con atributos espaciales y de distribución de calidad legibles todavía para un servidor. La anécdota de la pintura que hizo sobre la chimenea a los pocos días de acabar la obra es tan memorable como la pintura en sí. Unas líneas que dibujan un sol con unas palomas que te recuerdan estar en un lugar especial. Gracias por la invitación!

JVdM

Con Perspectiva 30mar2013 / "Valle de Bravo (I)"

Valle de Bravo es un destino de descanso visitado mayormente por quienes vivimos en la Ciudad de México. Localizada al sur-poniente del Estado de México, esta zona del complejo Estado (que abraza dos terceras partes del DF, lo que implica una ingente conurbación y área metropolitana) se identifica con el Nevado de Toluca, que le da sentido de orientación e identidad mexiquense como Parque Nacional. Municipio y cabecera, Valle de Bravo está rodeado a su vez por los municipios: Amanalco, Donato Guerra, Ixtapan de Oro, Otzoloapan, Santo Tomás, Temascaltepec –el más extenso del grupo-, y Zacazonapan, por aquello de los paseos alrededor del Nevado en esta Semana Santa… quizás conocer la parroquia de La Asunción Malacatepec fundada por los franciscanos en el S.XVI en el Municipio de Donato Guerra valdría especialmente la pena.

El atractivo de Valle de Bravo resulta de sumar belleza natural (protagonizada por una laguna), más clima(s), más una diversa oferta deportiva, más oferta cultural sobre todo en lo artesanal y lo culinario…además de la cercanía con la zona poniente de la Ciudad de México. Ciudad Típica desde 1971 o Pueblo Mágico en 2005, los nombramientos de ésta y de otras ciudades remiten a la reflexión recurrente sobre la necesidad de salvaguardarlas de la modernidad –industrial, digamos- materializada en tabicón, balaustra de concreto, techumbre de lámina, aluminio –dorado mayormente- y pinturas de colores al azar, muy ostensibles saliendo a las carreteras: ya no son tan pintorescas como antes, ahora se percibe una especie de “backstage” de la modernidad LeCorbusiana o Miesiana inclusive…espejismos de arquitecto si se quiere, reflejos de otra “realidad”, otros territorios.

Valle de Bravo son “muchos Valles”: El Centro, el Club de Golf Avándaro –que no participa de la laguna sino de un espectacular campo de golf-, “La Peña”, Los clubes náuticos a pié de la laguna, como Izar -en la parte del lago opuesta al centro-, o el de Santa María, además de muchos ranchos y hoteles en las afueras que sólo participan de las bondades medioambientales de la zona.  La arquitectura “vallesana típica” se identifica claramente por un sistema constructivo tradicional a base de estructura de madera (gualdras y vigas) y muros de aplanado en color blanco con rodapiés color “rojo indio”. Es lúdico porque está expuesto y “presume” cómo trabaja.

La reflexión arquitectónica de la no poca obra de calidad que se ha producido allí, comienza desde el programa de necesidades de la arquitectura “habitacional de descanso”, que, a saber, requiere generalmente de una terraza como centro del todo. La particularidad del clima –refresca en la noche- se refleja en el uso cotidiano de la chimenea como común denominador arquitectónico; cada zona ha desarrollado tipologías más o menos propias amén de las variaciones al mismo tema o de los arquitectos más prolíficos del lugar.

En 1958 el arquitecto Francisco Artigas, autor del Hotel Avándaro determinó con fortuna una arquitectura que incorporó el tabique aparente, y que el fraccionamiento usó posteriormente en muchas de sus casas. Posteriormente, en 1973 Ricardo Legorreta incorporó su vocabulario en casa y estudio propios, ambos con cubiertas a base de troncos y en color “tierra del lugar”.

En 1990 Alfonso López Baz, Javier Calleja Raúl Rivas y Carlos Artigas construyeron la Casa-Rancho “Las Lajas”, -una obra maestra- que, en perspectiva, abrió la posibilidad de otras tipologías vallesanas desde el uso de materiales y geometrías nuevas. En el mismo año, Enrique Norten, Bernardo Gómez-Pimienta y Jorge L. Pérez realizaron una pequeña casa que tradujo elementos arquitectónicos tradicionales en una propuesta de exploración que desde la reinterpretación también contribuyó al enriquecimiento tipológico del lugar. Dejando hasta aquí por el momento queda pendiente una segunda parte del presente texto, con esta sucinta selección de obras forjadoras de la arquitectura de Valle de Bravo.

JVdM